A veces, me duele hacerlo. La nostalgia se apodera de mí y me duele el no poder abrazarte, hablarte, reirme con vos. Otras, me río por tus ocurrencias, las experiencias y los recuerdos vividos.
Pero tu recuerdo siempre está. Para bien o para mal, siempre siento que te llevo conmigo; en mi muñeca o en mis costillas.
I miss you, Daddy. Todos los días. Todos los 5 de cada mes.
(Pero los de febrero, un poco más)