Sunday 11 July 2010

To breed or not to breed... that is the question.

Me cuentan que cuando tenía 4 años, agarré un bebito de juguete que hasta hacía poco tiempo había llamado "mi hijito" y empecé a pegarle la cabeza contra la mesita ratona de mi casa. Mi mamá, ante tal acto de violencia, me frenó y me preguntó que me pasaba, por qué estaba haciendo eso. "No quiero hijitos. Me molestan".

And so it began.

Diez años después, una amiga de mi sobrina tuvo un pequeño susto. Como yo justo estaba con ellas, estuve presente en todo el proceso de comprar el palito que puede cambiarte la vida, hacer pis de una manera forzada (siempre tenes ganas y cuando tenés, no sale) y exhalar profundamente cuando sale negativo. Otro clic en mi cabeza; creo que los pañales, las mamaderas, los moquitos ajenos no son para mi.

Cuatro años después, al empezar una relación que se convertiría en pivotal en mi vida, tuve también un par de sustos; dos realmente importantes y con fundamentos. En el primero, algo en el fondo de mi ser me decía que nada iba a pasar. Pero en el segundo...digamos que dejé que mi imaginación volase por los cielos. Me veía a mi misma yendo a la facultad a la mañana para volver apurada a ver a mi retoño. Mientras estudiaba, mi mamá lo cuidaba. Las salidas con amigas se habían reemplazado por visitas al pediatra, y mis discusiones con el padre eran sobre pañales, papillas y chupetes. Gracias a Dios, dio negativo.

Ahí terminé de cerrar esta postura que tengo, por lo menos, cuasi definitiva. Digo cuasi por el clásico "nunca digas nunca", pero por mas que deje la puerta entornada, hay cosas que una sabe. La certeza de algo puede vivir con vos sin pesarte ni molestarte.

Yo supe, de chiquita, que no estaba en mi destino el ser madre. No me sale, no me interesa, no me apetece. Y si, soy consciente de que yo también fui bebé, pero por eso respondo lo que digo siempre que me remarcan ese hecho: yo no pedí nacer. No lo busqué. No lo solicité. Y simplemente porque tengo la habilidad de hacer algo, no significa que tengo que hacerlo, no?

Tal vez dentro de 20 años cambie de opinión. Tal vez no. Lo más probable es que no lo haga. Pero mientras tanto, me sigo llamando a mi misma childfree. No childless, porque eso implicaría que me estoy perdiendo de algo que quiero, no?

En fin, a seguir viviendo y planeando y planificando y sonriendo y sintiendo, que al ser libre como el viento, el corazón se pone contento al tener este sentimiento.

No comments:

Post a Comment