Mi reacción inicial fue no ir. Después empecé a considerar distintos puntos de vista, a ir planeando mi estrategia. Siempre creí que Sun Tzu era un nenito de 3er grado comparado con una mujer despechada, pero en fin...
El día que tuve ayer tampoco fue el mejor, y no ayudó en mis no ganas de abandonar la comodidad de mi casa. Pero fui, solo porque era importante para 'Él'. Él, que sigue creyendo que si la veo muchas veces a Queso voy a llevarme bien. Y que me va a caer bien.
Hombres, entiendan algo: una vez que las mujeres le tomamos idea a otra trolita que anda revoloteando, no hay vuelta atrás. Podremos sonreirle cuando la vemos, saludarla y ser lo más cordial, pero tengan siempre presente: si pudiésemos salirnos con la nuestra, la tiraríamos del balcón. True story.
Por qué, se preguntaran? Porque nadie conoce mejor a una mujer que otra mujer. Sabemos qué queremos decir realmente. Desciframos el mensaje oculto y subliminal detrás de un 'Aparecé amigo, porfis!'. Vemos la envidia, los celos latentes que se esconden detras de la sonrisa más amplia.
But I digress. No la pasé mal. Pero tampoco la pasé bien. Confirmé mis sospechas de que la gente con la que se solía (suele) rodear JQ es completamente mediocre. Llana. Sin profundidad, salvo alguna excepciones. Muy pocas, eh. Tampoco la pavada. Y eso hace que me pregunte 'por qué insiste?'. Pero eso será trabajo de su futuro psicólogo (that poor bastard).
All in all, llegué a mi casa con bronca. Bronca conmigo misma, por no haber(me) hecho caso. Por haber desperdiciado 3 valiosas horas - que nadie puede devolverme - en un departamento demasiado chico, habitado por gente que jamás frecuentaría por motu proprio.
Por suerte, el aire en Soldado se respira más liviano. Y menos graso.
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