Confesión: me gusta la personalidad de los strippers

(N. de la A.: este post va dedicado al metrometrometrosessssual y a Toot, en su segundo cameo por mi blog)

De nuevo, mientras hablaba por emeeseene con la Toot (je), yo tiré la frase que ya se está haciendo un saber popular: "a mi me gustan los strippers". Como bien dijo ella, ante esta confesión, uno piensa, y cito "'puaj, qué asco' y ella va más allá y agrega 'la personalidad'. Speechless!"

Pero me gustan. No físicamente, obvio. No me parece atractivo un hombre cuyo diámetro de cuello es el equivalente al de mi cintura, aunque estaría copado parecer diminuta al lado de un hombre, pero whatever. Pero sí me vuelve loca la mentalidad: eso de querer ser el centro de atención y más por desvestirse. Sí, así como me ven, soy una exhibicionista de alma, de las que si fuese por ella y tuviese el cuerpo de la Ritó, viviría en tarlipes. Tar-li-pes.

Es más, como dice Toot, voy por más y tiro otra bomba: quiero un amigo stripper. Ese que es tan copado que en el boliche se sube a una barra y se saca la remera. Y yo de abajo me cago de la risa y grito "siii ese es mi amigo!", mientras agarro su mano y bailo desaforada a su lado.

Mientras tanto, siempre que escuche la canción de Amandiditita y su metrometrometrosexuaaaaal, recordaré al stripper que tanto nos hizo reir.