Wednesday 19 May 2010

Just like the movies.

Yendo al cine a ver una película “de adultos” como sería la última creación de Mr. Polanski, me percaté de que la sala estaba llena de gente mayor. Weird. Pensé “esto va a ser interesante”.

Ni habían empezado los cortos, que ya estaba completamente irritada: el señor que estaba al lado mío estaba cabeceando; la pareja de abuelos de atrás hablaba sobre sus nietos en un volumen mucho más alto que el deseado y unas señoras estuvieron recorriendo toda la sala tratando de llegar a sus asientos: estaban adelante mío. Of course they were!

Debo admitir que la película me sorprendió: me gustó bastante. Cosa rara en mi, Polanski, junto con Woody Allen, me parecieron demasiado freak-os. Pero en fin, ese es otro tema.

Lo que NO me gustó para nada fue la experiencia de ir al cine cuando la sala esta repleta de gente de la tercera edad…o de la quinta, debería decir. People, si tienen un principio de resfrío, gripe, tos o estornudos espontáneos, sean buenos vecinos y no salgan de su casa. No solo nos exponen a todos a sus gérmenes (en plena histeria de Gripe A) sino que, siendo más simples, molestan.

Si su nivel de escucha ya llego a un nivel tan bajo que tienen que preguntar siempre, ante cada comentario esbozado por terceros, un frustrante “Qué dijo?” de nuevo, sea buen vecino: stay at home!

Por lo general, en los cines de hoy en día venden un gran surtido de golosinas, snacks y cualquier otro capricho que se les pueda antojar, incluyendo pizzas, panchos, nachos y cerveza. Así que, señora, no traiga caramelitos media hora en una bolsa de supermercado de su casa, ya que al abrirlos hará un bochinche que crispará los nervios de toda la gente que pretendió, ilusa ella, poder de hecho disfrutar de la película que eligió ver. Y si no le gustan las porquerías que venden in situ, traiga sus propios caramelos, pero sans la bolsita, please.
También, llegué a la conclusión de que la gente mayor no siente vergüenza. A mi me daría cosa que todo el mundo me mire en el cine porque hago mucho ruido, o que me callen varias veces porque comento la película en voz alta, o que me digan dónde está mi asiento, ir a otro lado y que me echen de ahí, para después retornar al lugar original, donde se supone que me tendría que haber sentado al principio. Pero esta gente, no. Hace lo que quiere, cuando quiere, como quiere y se caga en el resto. Si alguien menor (o sea, el resto de la gente) les llega a decir algo, tienen la excusa perfecta: son viejos. Saben más. Tienen experiencia. And, if all else fails, pueden decirte eso que jode desde que tenés uso de razón: “qué mocos@ insolente. Irrespetuos@!!”

Una vez terminada la función, y después de callar a varias personas, varias veces, me dirigí al baño. No miento, una señora entro justo después de mí, y vio cuando estaba cerrando la puerta. Sin que pasen más de tres minutos, empezó a intentar entrar donde estaba yo. A lo que respondí, un poco confundida y enojada, “Claramente, señora, está ocupado!”. Cuando salí, todas las paquetas me estaban mirando mal; mientras me lavaba las manos, algunas murmuraban “mocosa insolente” y blah. Perdón, pero qué pretendía? O qué esperaba que pase? Que me desintegre y me traslade al baño de al lado sin siquiera abrir la puerta? Que me haga pis encima, así ahorro tiempo y tardo menos?

En fin, fue toda una experiencia el ir al cine, un domingo, ver una película “para adultos” y rodeada de viejos. Por lo menos, tengo algo de qué reírme.

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