Hay veces en las cuales estas persiguiendo algo por tanto tiempo que casi podes sentirlo. Saborearlo. Está casi casi al alcance de tus dedos, pero la vida te lo saca a último momento.
Pasan tantos años que pareces el burro con la zanahoria colgando delante de sus ojos: lo ves ahi, tangente, real. Y en la parte de atrás de tu mente, empezás a formar la idea de que, tal vez, eso es lo más cerca que vas a llegar ever de alcanzar lo que más querías. Lo ves como una utopía, algo que te hubiese encantado hacer; y te resignás a cómo sería tu vida si de hecho lo alcanzases.
Pero sucede, también, que a veces la vida te da un respiro, la soga se suelta, la zanahoria cae...en tu mano. Tené cuidado con lo que deseas, dicen, porque se puede cumplir.
Y a vos se te cumplió.
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