No se bien qué pasó que hizo que mire a ciertas personas de una manera distinta, pero para bien. Por ahí un comentario bobo y al pasar, como agregar mi número a la lista de celulares para llamar gratis. O el admitir que le gusta mi blog y que lo leen atentamente. O agarrarme la mano y decirme que no estoy sola. Cosas que por ahí ya sabía, pero necesitaba recordar.
Ahí es cuando veo que hay gente hecha de oro macizo que se rehúsa a brillar por algo que les sale hacer de una manera natural.
Y en ese estado tan puro, es cuando el brillo no para.
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