Si me pongo en Emo, tendría que querer cortarme las venas porque mi novio me dejó. Pero no. Es una cagada, obvio, y lo extraño horrores. But what's done, it's done.
En estos 12 meses que conformaron el 2011 aprendí a pararme siempre que me caí. No sola, obvio. Tengo amigos que son de mármol y que me ayudaron sin juzgarme.
Lloré, reí, me mareé, abracé, corrí, tropecé, me mudé, miré, escuché, canté, lloré otro poco más y me reí de nuevo. Fue una montaña rusa emocional.
And I'm still standing.
Por eso no espero que el 2012 sea el mejor año de mi vida. Chances are que no lo sea, pero si aprendí algo en este año que se va es que todo puede cambiar en un instante. Bring it on. No te tengo miedo.
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