Podríamos amarlas de un millón de maneras. Y una vez que empezamos, no hay vuelta atrás para nosotros. Por mucho que intentemos, siempre vamos a amar a una mujer que nos tocó. Nosotros, los hombres, al estar enamorados pensamos en esa chica apenas nos levantamos, y antes de irnos a dormir. Siempre que vemos a una pareja, nuestra mente salta a esa chica, e imaginamos que somos nosotros. Cada detalle de ella es amada: la manera que camina, habla. El sonido de su voz. Su risa. El brillo de sus ojos. Su sonrisa tímida. La manera en que se viste. La carita tierna que pone cuando está dormida.Y la manera en que dice nuestro nombre y hace que nuestro corazón explote de felicidad, un acto muy simple que nadie puede imitar.
Un hombre enamorado no es un tema simple, aunque las mujeres nos etiqueten de simple. Un hombre enamorado no es simple. No. Él va a ser impredecible. Va a ser persistente, caprichoso y, dadas las circunstancias, si llegase a significar que hay que llevarte en andas hasta el otro lado del universo, un hombre enamorado lo haría. Va a ser un mártir, dando su todo y pidiendo (casi) nada a cambio. Va a demostrar cómo apreciar la belleza del mundo de mil maneras, para después demostrar cómo aprecia tu belleza de miles de maneras.
Un hombre enamorado no es algo simple.'
(N. de la R.: hace unos días le pregunté a un amigo, who shall remain nameless, 'Qué sienten los hombres cuando se enamoran? Se enamoran? Debe ser simple ser hombre, no sienten nada'. Esto es lo que me contestó.)
No comments:
Post a Comment